LA ORACIÓN DE DAVID SE VOLVIÓ INTENSA

 FUE EN LO PROFUNDO DE MÁS PROFUNDO DE LA AFLICCIÓN CUANDO LA ORACIÓN DE DAVID SE VOLVIÓ INTENSA

En su desesperación, David clamó, “Señor, oye mi voz; estén atentos tus

oídos a la voz de mi súplica” (Salmo 130:2). Este versículo se asemeja a
la oración de un hombre desahuciado. David obviamente no estaba simplemente
expresando “oraciones estructuradas.” David se encontraba con su rostro en
el suelo – deshecho, contrito, suplicándole a Dios desde lo más profundo de
su corazón. “¡Oh Jehová santo Dios, tienes que escuchar mi clamor! Ya no
puedo continuar más. Mi pecado está siempre delante de mí y me estoy
hundiendo en temor y pánico. Por favor Dios, ten misericordia de mí.”

David sabía que su alma necesitaba ser liberada. Y él buscó sólo a Dios

para encontrar esa liberación. David llegó a la conclusión, “Estoy en una
situación tan grave que solo el Señor me puede ayudar ahora. No puedo
apoyarme en consejeros, amigos, ni aún en mi familia. Mi única esperanza es
la oración. ¡Así que voy a clamar noche y día hasta que Dios escuche mi
súplica!”

¿Ha estado usted tan desesperado como David? ¿Se ha encerrado con el Señor

con su rostro en el suelo, clamándole a Él? Oraciones monótonas,
silenciosas, perezosas no lograrán nada. ¡Si usted no está desahogando su
alma ante el Señor, usted realmente no quiere sanidad – usted sólo quiere
una salida a su situación! David testificó, “… ¡Gimo a causa de la
conmoción de mi corazón!...y mi suspiro no te es oculto” (Salmo 38:8-9).

Usted tiene que clamar en voz alta como lo hizo David, “¡Señor, escucha mi

clamor! ¡No te voy a soltar hasta que me contestes!”



Enviado por el Pastor Juan Carlos Rebrej